El origen de (nuestro) mundo


Entre la imagen de arriba, El Origen del Mundo (Britney), obra de Alicia Ross, y la que le da el nombre, de Courbet hay 150 años y algunos pelos de diferencia (que tampoco serían tan au naturel en el caso de Courbet, según dicen). Y varias relaciones posibles:

Del encargo
Aparentemente la pintura de Courbet responde al encargo de un coleccionista privado, el diplomático turco Khalil Bey quien luego, arruinado por deudas de juego, la vende, empezando el cuadro un recorrido totalmente literario que involucra a nazis y Lacan, entre otros. La imagen de Britney, ofrecida por ella misma, era un encargo de todos nosotros, pedido desde que la oíamos cantar que sí, que le pegáramos otra vez.

De la pornografía
Aunque hoy tenga status artístico, la pintura de Courbet tenía una intención pornográfica, si entendemos ampliamente por eso algo que tenga la intención de alterarnos sexualmente y ser observada en privado. Lo que es una razón más, o tal vez el gran ejemplo de la pornografía de hoy como el arte de mañana. El gesto de Britney es tal vez más complejo: ella está citando obviamente a la pornografía, especialmente por el cuidado depilado de sus partes. Pero la imagen está destinada a ser consumida públicamente, con lo que el status excitable, por nombrarlo de alguna manera, baja considerablemente.

De la exhibición (y el brazilian wax).
Este punto ya lo tocó con más elocuencia Lacan, que por algo fue el dueño de la imagen bastante tiempo, y tiene que ver con la exhibición de una ausencia. En relación a Britney, ella nos muestra más de lo que podemos ver, y menos. Dice que ya no es la niña que conocíamos pero nos niega la evidencia que como especie tenemos al respecto, y que tiene que ver con los pelos. Nos da tanto que no podemos hacer nada, y al parecer nos gana. No es por cierto pionera en este símbolo contradictorio, que diciéndonos que vayamos y la violemos nos pone un tabú de entrada que tiene que ver con la edad de consentimiento. Tanto nos muestra que quedamos congelados, en ese comerse la cola que la pornografía tantas veces tiene.

El cuadro lo vi acá