Encuentro por primera vez el Libro Blanco de Cocteau entre los libros de la pieza de invitados de unos amigos, y luego me vuelve a hacer inmensamente feliz en una librería de segunda mano. Cuando hablo de lo maravilloso que es todo el mundo me mira con cara de obviedad: parece que soy la última persona en conocerlo. Me pasa tantas veces que ya no me avergüenzo. El libro es una maravilla, la mejor relación que he visto jamás entre calentura y economía de líneas.