El gran toqui araucano Lautaro lo practicó a vista y paciencia de todos cuando capturó al español Pedro de Valdivia, conquistador de lo que luego sería Chile. Primero torturó a Agustinillo, el criado del conquistador. Luego Pedro fue torturado, desnudado y con unas conchas filosas llamadas pellos, Lautaro hizo arrancar la carne de los antebrazos del español. Esta carne fue asada ante los ojos de Valdivia y luego consumida por Lautaro, quien así se desquitaba tantas atrocidades cometidas por Valdivia contra los araucanos.