banneada!

Haciendo lo que yo llamaría etnografía o auto[erotic]ethnography [1. Ott, B. L. “Television as Lover, Part II: Doing Auto(Erotic)Ethnography.” Cultural Studies <=> Critical Methodologies 7.3 (2007) : 294-307. Web. 18 July 2011.] (aunque acepto pueda ser llamada de manera menos social sciences oriented) en Chatroulette, me encontré con la bochornosa situación de ¡ser banneada! Esto no pasó exactamente en tiempo real–con lo que el famoso filtro SafeVchat [2. “SafeVchat.” Web. 5 May 2011.] me merece algunas dudas–sino tarde, gracias a lo que en Chatrrr llaman “servicio comunitario” y que yo llamaría derechamente delación bajo coerción: para levantar el castigo de tu ip (bloqueda gracias a un usuario que te delató) debes sindicar cincuenta usuarios con conductas “inapropiadas” (término dudoso ya que el contexto las podría hacer apropiadísimas), usando una práctica nada nueva en servicios de inteligencia y vieja como el hambre: tu castigo se levanta castigando a otros. Pero tengo algunas preguntas: ¿puede constituir una práctica erótica en sí misma el identificar imágenes cuestionables, y tal vez más satisfactoria aún? Si esta figura se mantiene en el tiempo (un acusado debe acusar a otros cincuenta para ser perdonado/estos diez acusados deberán acusar a otros diez/nada dice que no volverán a ser acusados/volverán a delatar a otros) ¿qué va a pasar? se purgará el paraíso chatroulette de masturbadores/exhibicionistas? o no quedará nadie que no lo sea?