Pleasure is your birthright: digitally enabled designer sex toys as a case of third-wave HCI, paper al que llegué gracias a Qdot, habla de lo mucho que la Human Computer Interaction debe aprender de los juguetes sexuales. Y es que, digámoslo de nuevo que me gusta oírlo, los juguetes sexuales son claramente un ejemplo exitoso de aquella aceitosa relación humano-máquina en la que no puedo pensar sin que la vista se me nuble. Los autores del paper dicen que son las características subjetivas (como experiencia, incorporación, intimidad o placer) las que han dominado la agenda de la investigación en HCI de tercera generación, justamente aquellas en las que el diseño de juguetes sexuales ha brillado tanto en los últimos años. Mezclando, además, salud, bienestar, activismo social y un post-humanismo muy placentero.
La parte más sexy de la HCI debiera ser considerada, entonces, como un ejemplo paradigmático de involucramiento crítico con el diseño de interacción y un compromiso en cuerpo y alma con una comunidad. Algo más que pedir? Esta entrada debiera ser ilustrada con un juguete de última generación tipo Lelo u OhMyBod, pero ahí padezco de algunos conflictos de interés. Y convengamos en que esta imagen (que viene de acá) es irresistible.
Y no, no estaba muerta aún.