Bielsa, o el imperio contraataca


Cuando terminó el mundial de Italia ’90, mis compañeros de curso dijeron aterrados: ¡faltan cuatro años para el próximo Mundial!. Y sí, era mucho tiempo. Pero, veinte años después, los mundiales de fútbol se suceden cada vez más rápido, y el síntoma más claro es la siempre renovada oferta de nuevos televisores con los que, ahora sí, el espectáculo será completo, y el medio, invisible. Sin siquiera mencionar a Debord, no es muy difícil hacer un paralelo entre tecnologías y mundiales de fútbol. La televisión llegó a las casas, al menos en Chile, con el Mundial del ’62. La televisión a color en el Mundial del ’78. El año ’90 había televisión por cable (aunque yo más recuerdo la Guerra del Golfo) y para el último fueron los televisores de plasma.

El Mundial que viene, que tan contento tiene a todo un país no muy habituado a la felicidad, trae la imperiosa necesidad de la televisión digital. La nueva norma de tv, que permitirá flexibilidad en los formatos, supondrá legiones de personas con televisión en sus celulares, y recambio en los equipos, por cierto (bueno, puede ser para el 2014) viendo los partidos de su equipo nacional en el transporte público. Y quién va a reclamar ¿porque es la Roja, no?

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  1. Me parece que la nueva norma no va a estar habilitada para entonces. Pero sí se va generalizar la práctica de ver partidos por la señal on line de distintos canales en varios dispositivos que pueden ser móviles o no.

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