las piernas de condoleezza o de cómo dejar de ser una perra sin corazón

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Aquí­, en mi querida revista Slate ilustran la construcción de un personaje, a partir de este libro. La manera de vestir, los acompañantes de la foto, la chimenea con su toque ancien régime detrás. El cruce de las piernas, excelentemente trabajadas a diario en el gimnasio y mostrando que pertenecen a una mujer, pero infranqueables. Nótese el pie apuntando hacia el invitado, como haciendo contacto. ¿Alguien ha notado la ferocidad republicana de la gente no wasp en el próximamente extinto gobierno de Bush? Al menos dos botones de muestra, Condi y Alberto Gonzales lindamente célebre gracias a su particular concepción (y ejecución) de una biopolí­tica que incluye tortura y ejecuciones. Pero legales, claro. O será la moneda de pago por ser admitido, el lado con más dientes del sueño americano.

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  1. Creo que se trata del sindrome de estocolmo… una vez acceden a los puestos de poder que creian vetados para ellos, obedecen tan ciegamente como un perro a su amo, siempre dispuestos a demostrar su lealtad infinita (aunque eso les lleve a dejarse sus carnes morenas en proyectos tan infinitos como la justicia ultramarina)…

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